domingo, 18 de marzo de 2012
ACERCA DEL CLÁSICO PASADO
SALUDOS ESCARLATAS, ESPERAMOS SEA DE SU AGRADO ESTA NUEVA VERSION DEL ESCUDO CON EL DIABLO EN CARRERA DE DEFINICION Y LA CRONICA DE NUESTRO AMIGO EDGAR ACERCA DEL ULTIMO CLASICO VIVIDO EN EL PASCUAL,
Las noticias hablaban de grandes disturbios, destrozos y hasta heridos sobre la calle quinta, salimos para el estadio y por el camino se notaba el ambiente de fiesta, al llegar las entradas para la tribuna popular ya se había agotado, los pelaos del Barón Rojo nos recomendaron esperar por si sobraban boletas de las que encargan las filiales de otros municipios del Valle y del Cauca; Pero los coomotoristas del Cauca y trans Puerto Tejada, llegaban llenos de hinchas que subidos en el capacete y asomados por las ventanas cantaban: “Soooooyyy del rojo soy, soooooy del rojo soy, del roooojo soy yo”.
Entonces decidimos buscar otra tribuna, al fin y al cabo la plática queda en casa y bastante que la necesitamos, por ese motivo terminamos en occidental, el casting mejoró, pero como hace falta el combo: Fercho, el Vegete, Delmairo, Angulo, Acema, Mazamorra, Efraín y hasta el Paisa puto y los demás parceritos.
La sur era una fiesta, vestida de rojo celebraba el carnaval, al frente el Flujo Vaginal Verdiblanco lucía un trapo gigante de color negro, con un tridente enlazado en una B en medio de un escudo y una pancarta que decía: “Aquel 17 Q.E.P.D. y cantaban coros funebreros, tenían tantas ganas de vernos que pagaron catorce por una boleta que vale ocho y es que estamos tan cerca, ellos en el fondo de la A y nosotros arriba de la B, casi que nos podemos tocar.
¡Y de pronto el partido!, malo como los últimos, pero esta vez se jugó con ganas, fuerza garra y corazón, mostraron los escarlatas, frente al gordo Viveros, el torcido Fernández y el mercenario Vizcaysacú; estaba sentado en medio de desconocidos, todos tan familiares, que vestidos de rojo estaban felices, menos la vieja que no paraba de hablar y que sentada atrás mío maldecía a rojos y verdes sin discriminar, mientras que por celular decía: “si, aquí en el estadio, viendo al glorioso, contra los pobretones de la B”.
Pero, ¿de cuál glorioso estás hablando? Pensé, es que acaso no ves ¿qué trece son más que ocho? Y que cuatro finales ¿son más que dos?, en ese momento en la tribuna norte dejaron caer una bandera gigante, de nuevas telas, de colores verde y blanco y ¿negro?, además inflaron bolsas hasta llenar la gradería, también de color ¡negro! y nuevamente entonaron los cantos fúnebres que se mofan del rival, de la desgracia del vecino; mientras sur mostraba una vieja bandera, hecha de retazos como la colcha de la abuela que de mil colores y a punta de pinchazos se tejía con amor.
Son retazos del corazón, producto de colectas robos y donación, no como aquella bandera nueva que compró el Ingenio San Carlos y es eso ¡lo que no podés entender!, que el nuestro es un sentimiento y no importa si es la A, la B, la C o la Z o ninguna, estamos de fiesta, por eso no hay luto ni dolor.
¡Y de pronto! “el gol” y estallamos de júbilo y el abrazo con desconocidos y me quedé sin vos y la vieja se fue en medio de maldiciones y lloré estando de fiesta, por que como dijo Alfonso Bonilla Aragón: “El nuestro no es un equipo de futbol solamente. Es una explosión humana, una pasión aberrante, una arbitrariedad del corazón”
El pascual sigue de fiesta y son pocos los invitados
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